La madera contiene sustancias denominadas extractivos que determinan en gran medida la coloración de la misma. Esta coloración puede variar en función de la exposición al aire y a la luz. Esto hace que el pavimento sufra modificaciones estéticas más o menos marcadas respecto a su color original.
El roble se caracteriza por una buena estabilidad en el color respecto a otras maderas, sin embargo este proceso de oxidación provoca que la madera oscurezca ligeramente. En maderas termotratadas este proceso hace que el material tienda a aclarar su tonalidad.
Para evitar estos efectos, se recomienda no exponer a la luz directa del sol mediante la colocación de cortinas o películas especiales de filtro ultravioleta. Además, no se recomienda la colocación de alfombras en los primeros meses de su instalación, ya que se trata del periodo de mayor oxidación de la madera.